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Una mística milenaria 
El “Rig-Veda” y los “Upanishad”: primeros textos indoeuropeos 
El período épico de la cultura hindú (300 a.C.-300 d.C.) 
Las creencias hindúes 
Los cuatro objetivos de la vida 
Cosmología hindú 
La religión védica

La religión hindú pretende que los creyentes se liberen de las ataduras terrenales a fin de que les sea posible apreciar los valores supremos: la Bondad, la Verdad y lo Eterno.

La palabra “hindú”, que hace referencia al río Indo, es un término de origen moderno que sólo empezó a utilizarse hacia 1800 como referencia a una tradición religiosa desarrollada durante varios miles de años y entrelazada con la historia y el sistema social de la India.

La religión hindú no remonta sus orígenes a un determinado fundador, no tiene profetas ni un sistema de doctrinas establecido canónicamente, ni siquiera una estructura institucional determinada, sino que, abarcando creencias y prácticas religiosas diversas, se limita a poner el énfasis en el recto modo de vivir de la persona.

Las diversas tradiciones de la religión hindú están unidas por rasgos comunes, basados en la creencia fundamental en la reencarnación (o nueva identidad) marcada por las acciones, buenas o malas, de una vida anterior.

Una mística milenaria

El hinduismo, una de las grandes religiones de la historia de la humanidad y una de las que han pervivido, procede de una tradición antiquísima, milenaria. Su misticismo constituye todavía hoy una llamada al espíritu.

En un momento difícil de precisar, pero con toda seguridad anterior a 1200 a.C., unas tribus indoeuropeas se asentaron en el Punjab. Su modo de vida era nómada, pero conocían la escritura y nos legaron un documento religioso arcaico: el Rig-Veda, una colección de himnos que probablemente se cantaban en los antiguos rituales.

Muchos de los himnos del Rig-Veda están dirigidos al dios del fuego, Agni, fuego que se refiere tanto al físico como al sagrado -el del hogar-, e incluso al fuego de la combustión digestiva, lo cual anticipa la idea común a varias religiones de un dios personal en el interior de cada ser humano.

En los rituales védicos también era importante Soma, divinización de la bebida sagrada que probablemente se destilaba a partir de setas alucinógenas. Completa la trilogía de dioses védicos principales Indra, dios fálico de la lluvia y la fertilidad, campeón y rey de los dioses. En el hinduismo posterior, estos tres dioses cederán el protagonismo a Visnú y Siva.

El “Rig-Veda” y los “Upanishad”: primeros textos indoeuropeos

El contenido del Rig-Veda es esencialmente litúrgico, aunque también presenta referencias al destino del ser humano y a aspectos cosmogónicos y mitológicos. En el siglo X, estos dos últimos temas se concentraron en las Brahmanas, texto en el que cada paso de los ritos védicos está justificado con algún argumento mitológico que narra las aventuras de los dioses y los demonios de la mitología hindú.

El elemento místico reaparece entre el 800 y el 600 a.C. en los Upanishad que, surgiendo de la tradición védica, se centran en conceptos filosóficos: la unidad del alma y la divinidad, la transmigración y la estructura del cosmos explicado como las partes de un animal desmembrado durante una ceremonia.

Dos aspectos importantes en el contenido de los Upanishad y, por tanto, de las prácticas religiosas de aquella época fueron el yoga y el ayuno. Ambas técnicas eran probablemente un intento de alcanzar el éxtasis por métodos distintos de los que usaba la religión védica arcaica. Como sabemos, el éxtasis védico se lograba ingiriendo el soma o bebida sagrada; el yoga, el control de la respiración y el ayuno eran técnicas equivalentes.

El período védico finalizó aproximadamente en el 600 a.C.

El período épico de la cultura hindú (300 a.C.-300 d.C.)

En la religión hindú existen tradiciones grandes y pequeñas aportadas tanto por la población indoaria como por los pueblos del sustrato precedente. Así mismo, se ha de distinguir entre la labor religiosa de los sacerdotes védicos e hindúes y la influencia del folclore de la zona. La primera, como hemos visto en la cultura védica, proporciona los textos más claramente místicos y la segunda, una visión más popular del mito, que será recogida en las dos grandes epopeyas de la India: el Ramayana y el Mahabharata.

El Ramayana fue redactado y completado en una época en la que la cultura hindú sufrió grandes cambios: su carácter palaciego puede provenir de la época en que se produjo el crecimiento de las grandes y complejas urbes indias. Su autor fue Valmiki y lo escribió en sánscrito, pero la epopeya que narra (el secuestro de la princesa Sita por el demonio Ravana y su posterior rescate por el rey Rama y el mono Hanuman) ha visto muchas traducciones posteriores, desde la tamil hasta la hindi, y otras muchas en las lenguas del Sudeste Asiático. Su contenido religioso es evidente, pues Rama pasa de ser un hombre a convertirse en encarnación del dios Visnú. El mono Hanuman no deja de ser una especie de dios menor, muy popular entre las clases humildes de la India.

El Mahabharata es un texto mucho más largo y variado y difícil de fechar. Se fue completando en varias reelaboraciones entre el 200 a.C y el 200 d.C. Además de la historia de la rivalidad entre las familias Kaurava y Pandava, incluye muchos temas: míticos, cuentos populares, discursos filosóficos, discursos de pensamiento social y versos de albanza a los dioses Visnú y Siva. Todo ello perfectamente integrado en la trama.

Más adelante hablaremos extensamente de ellos. Ahora, nombremos otros frutos de este texto, el más rico de la cultura hindú antigua, entre ellos: pasajes claramente filosóficos, como el célebre Bhagavad Gita o los Vedanta; tratados de pensamiento social, como los Dharmash Astras, cuyo contenido es esencialmente de ética social; y por último, himnos de alabanza, los bhakti, de origen tamil, que consisten básicamente en la cita de los mil nombres y epítetos de Dios. En ellos es claramente perceptible la influencia popular en la intelectualidad remota de lengua sánscrita.

Otro libro esencial para entender la cultura hindú son los Puranas, un conjunto de mitos y cuentos populares escritos en sánscrito que incluyen a los dioses de la tradición védica y la posterior, y en los que se reivindican los rasgos de lo femenino en la cultura hindú.

Todos estos libros constituyen el paradigma y la culminación del hinduismo: una síntesis entre la tradición sánscrita de los sacerdotes arios y las costumbres populares indias con su mundo de brahmanes, tigres, mitos e historias maravillosas.

Las creencias hindúes

Samsara: Proceso de nacimiento y renacimiento que se repite vida tras vida en las sucesivas reencarnaciones. Supone un ciclo de vida ininterrumpido: nacimiento-muerte-renacimiento.

Brahma: El objetivo principal de las reencarnaciones es conseguir la purificación a lo largo de las sucesivas vidas. La purificación permite al hombre liberarse del ciclo y formar parte de la realidad última eterna: el Brahma, que a su vez es el origen de toda la creación.

Karma: Cuando muere una persona, su alma renace en otro cuerpo, sea éste humano o animal. La forma y condición particular, placentera o no, de renacimiento es el resultado del karma, ley por la cual las consecuencias de las acciones dentro de una vida se tienen en cuenta para la siguiente, e influyen en el carácter de quien ha sido reencarnado.

Moksha: El proceso de reencarnación finaliza cuando el hindú alcanza la meta espiritual última, el moksha, que es la liberación definitiva del ciclo samsara, la liberación de todas las ataduras terrenales y el retorno al descanso eterno de la divinidad.

Los cuatro objetivos de la vida

El hinduismo tradicional afirma que deben alcanzarse cuatro objetivos en la vida:

1. Dharma: el cumplimiento de los deberes impuestos a cada uno en función de su situación en la vida; se consigue a través de la amabilidad, la verdad, la ayuda a los vecinos, el amor a la humanidad y el sacrificio por el pueblo.

2. artha: la consecución de la prosperidad material y la búsqueda de la legitimación del éxito.

3. kama: el disfrute del placer legítimo.

4. moksha: liberación definitiva de las ataduras de este mundo.

Cosmología hindú

En el hinduismo, el culto a las imágenes es un elemento esencial tanto en el hogar como en los templos. El templo es erigido como el hogar de la imagen del dios y “guarda” su presencia. De acuerdo con la estructura del universo, la imagen se sitúa en el punto más alto, en el eje del mundo. El poder sagrado del universo es plasmado de distintas formas mediante diagramas cósmicos, llamados yantras o mandalas, y también es recopilado en los cantos sagrados -cuyo sonido evoca la energía y el orden- llamados mantras.

La cosmología hindú contempla el universo como un círculo (mandala) dividido en zonas. Se trata de una ordenación concéntrica con un cuadrado, divido a su vez en cuadrados más pequeños alrededor de la divinidad suprema. El mandalaune el mundo de los dioses con el templo, que se basa en la misma estructura geométrica.

Los diagramas, llamados yantras, están a su vez basados en el mandala y se refieren a las diversas deidades y prácticas religiosas.

El yantra más complejo en imágenes, color y diseño es conocido como Shri Yantra, y expresa los poderes e influencias de Shakti, la Diosa Madre.

La religión védica

En el período védico, hacia el año 1500 antes de nuestra era, el valle del Indo fue invadido por tribus arias procedentes de Asia central. La invasión, con el tiempo, produjo la fusión de elementos culturales foráneos con los autóctonos.

Seiscientos años más tarde, la tradición oral, compuesta ya por todos aquellos elementos, dio paso a la tradición escrita, y las creencias religiosas se recogieron en textos sagrados que hoy conocemos como los Cuatro Vedas.

La religión védica está basada en sacrificios rituales de animales a distintos dioses, y en particular a Indra y Agni, que tienen mucho en común con los antiguos dioses griegos, que también representan elementos de la naturaleza.

Los sacrificios son realizados por los brahmanes, funcionarios del culto especialmente entrenados para este menester. Los cantos sagrados que acompañan a los sacrificios fijan las bases de los mantras, como un camino que comunica el cielo con la Tierra.

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